En
el primer milenio antes de Cristo, la península ibérica estaba habitada por dos
pueblos distintos: los iberos y los celtas.
Los pueblos iberos
Ocuparon las tierras del sur y del este
de la península ibérica. Vivían en grandes poblados amurallados construidos en
zonas elevadas para facilitar su defensa. Sus casas eran rectangulares y se alineaban
formando calles. Los iberos se organizaban en tribus, tenían su propio sistema
de escritura y usaban moneda propia.
Los pueblos celtas
Se
instalaron en el norte y el centro de la península ibérica. Vivían en poblados
amurallados y elevados llamados castros. Sus casas tenían forma circular y se
distribuían de manera desordenada. Los celtas también se organizaban en tribus.
Usaban objetos y armas de bronce y de hierro y la mayoría de ellos se dedicaba
a la ganadería.
Los pueblos colonizadores
Los fenicios, los griegos y más tarde los
cartagineses llegaron a la península ibérica a partir del año 1000 antes
de Cristo, atraídos por sus riquezas naturales. Aquí fundaron ciudades,
llamadas colonias, sobre todo en las orillas del Mediterráneo.