martes, 29 de septiembre de 2020

LEEMOS Y COMENTAMOS LOS PROBLEMAS DEL CONSUMO DE ENERGÍA


 En la segunda mitad del siglo XIX se empezó a utilizar la electricidad a gran escala en las factorías, y  también la máquina de vapor y el motor de explosión. El uso que se ha hecho de la energía durante el siglo XX y principios del XXI es excepcional en la historia de nuestra especie.

En este período de tiempo ha aumentado el consumo de energía en todo el mundo casi diez veces, mientras que la población se ha multiplicado por seis y, desde los años sesenta, el consumo de energía en el mundo se ha triplicado. Este creciente e imparable aumento de la demanda de energía se satisface con la explotación de los recursos fósiles del planeta (petróleo, gas natural, carbón...), ya que casi cuatro quintas partes de la energía consumida por el ser humano procede de ellos.


Aumentan los temores sobre el agotamiento de los recursos naturales, y el mundo científico ha alertado sobre alguna de las consecuencias de las actuaciones del ser humano sobre el medio ambiente, muchas relacionadas directamente con el excesivo consumo de energía de nuestra sociedad moderna.

La generación y utilización de cualquier tipo de energía supone un efecto sobre el medio ambiente. El impacto ambiental generado depende del tipo de proceso de obtención de la energía y de la tecnología usada para consumirla y transformarla.


Los efectos pueden ser de tipo global o local. Entendemos por efecto global al impacto que se manifiesta a grandes distancias, lejos del foco que lo ha provocado; y como impacto local, cuando se limita a la zona cercana o a las cercanías. Un ejemplo de efecto global es el agujero de la capa de ozono, un ejemplo de efecto local, puede ser un incendio causado por una explosión en alguna instalación, o los efectos de un vertedero de residuos tóxicos.

Algunos recursos energéticos pueden ser utilizados por los consumidores directamente, pero otros exigen un proceso previo de transformación. La obtención de éstos puede tener consecuencias desfavorables para la conservación del medioambiente.

La minería del carbón, por ejemplo, disminuye la calidad de las aguas. Otros impactos relacionados con la minería son el ruido provocado por el uso de la maquinaria pesada, la contaminación atmosférica debida a las partículas, las importantes extensiones de terrenos ocupados, el movimiento de tierras, las instalaciones para el tratamiento de los materiales, etc.

La tercera parte de la generación de energía eléctrica en Europa es de origen nuclear y, por tanto, la problemática  de la minería de uranio es un tema de gran importancia. En esta minería de extracción, se liberan gases  y se   generan residuos radiactivos, que crean problemas para ser almacenados, ya que exigen tecnologías muy caras y condiciones de seguridad muy estrictas.

En cuanto al aprovechamiento de la fuerza hidráulica, el principal problema ecológico y ambiental  es el gran tamaño de algunas de sus instalaciones (las grandes centrales hidroeléctricas), que a veces afectan a los ciclos naturales de los ecosistemas acuáticos, y varían el caudal de un río.

La mayoría de los productos energéticos que se consumen en la vida cotidiana, como por ejemplo el butano, el gas natural,  los combustibles líquidos (la gasolina, el gasóleo...), y la electricidad, provienen de algunos de los recursos energéticos que se obtienen de la Tierra, como el petróleo, el gas natural, el carbón, etc. Estas fuentes de energía son tratadas en plantas o instalaciones, donde se transforman en productos derivados o en electricidad, y estas instalaciones también tienen un impacto sobre el medio que las rodea. Algunos ejemplos de este hecho son las refinerías, que disminuyen la calidad del agua que utilizan, las grandes centrales térmicas y las instalaciones mineras. Los principales contaminantes son, entre otros, compuestos como fenoles, amoníaco, cloruros y sulfuros, y también hidrocarburos y diversos tipos de aceites.

En nuestros desplazamientos, utilizamos tanta energía o más, que la que usamos en las viviendas. La manera de viajar más económica  es el transporte público: el autobús o el tren consumen, aproximadamente, la mitad de la energía que un automóvil particular, pero lo que también es muy importante es que contaminan menos. Un buen aprovechamiento de los transportes públicos de una ciudad permite reducir el número de automóviles que circula y así se reducen las emisiones de gases tóxicos y la polución. La polución en las grandes ciudades es un problema grave que, incluso, ha hecho que en algunas se haya restringido el uso del automóvil particular.



BUSCA EN LA LECTURA Y CONTESTA:
 1- ¿Qué parte de la energía que consumimos procede de los recursos fósiles?

2- Escribe el nombre de tres sustancias contaminantes.

3- ¿Qué problema ocasionan las refinerías?

4- Escribe el nombre de tres recursos energéticos que se obtienen de la Tierra.

5- Explica cómo ha aumentado el consumo de energía desde el siglo XIX.